martes, 3 de diciembre de 2013

ESTREÑIMIENTO : EL MAL DE NUESTRA ERA

1.-HÁBITOS


2.-FACTORES SOCIOCULTURALES


 
Un elevado porcentaje de las consultas de Aparato Digestivo y de Cirugía General están relacionadas de una u otra manera con el estreñimiento. La patología anal y hemorroidal, la diverticulosis y sus complicaciones y, en último extremo, el cáncer de colon están relacionados en diferente proporción con esta alteración que todo el mundo conoce pero que está rodeada de mitos y tópicos no siempre acertados.
Uno de los tópicos más extendidos es que la fibra combate el estreñimiento; esto es verdad hasta cierto punto ya que si esta fibra no es evacuada puntualmente puede empeorar el malestar y los síntomas derivados.
 

1- Para abordar adecuadamente este problema debemos fijarnos en primer lugar en los hábitos:

 
El control del esfínter anal se adquiere en la primera infancia, entre los 18 meses y los tres años. La forma de desarrollar este control está influenciada por numerosos factores extrínsecos e intrínsecos: el código genético y por tanto el temperamento del niño, por un lado y por otro el ambiente familiar, los hábitos impuestos y cómo se vive esta fase en el entorno del niño, condicionarán no solo su ritmo intestinal sino una parte importante de sus emociones, su carácter y su forma de comportarse en etapas posteriores de su vida. Es importante, por tanto, en esta etapa, que los padres y cuidadores del niño sean pacientes y flexibles, que no establezcan horarios rígidos, que no condenen al niño a estar sentado en el orinal hasta que evacue, que no se le castigue si no consigue controlar sus esfínteres… Cuando se cometen estos errores el niño asocia la defecación con una moneda de cambio y aprende a manipular a los que lo rodean reprimiendo el reflejo. El resultado: un niño controlador y estreñido.
Sabemos que después de cada comida, la dilatación  del estómago que se llena asocia un “reflejo gastrocólico”, es decir se siente necesidad de evacuar. Lo oportuno entonces es sentar al niño un rato, no más de veinte minutos, después de las comidas y retirarlo después aunque no haya resultado, evitando mostrar que se siente decepción en caso negativo.
Otro error muy común con los niños es que, cuando te asaltan diciendo que quieren ir al baño en momentos inoportunos, lo primero que se nos ocurre es decirles: “aguanta un poco hasta que lleguemos a casa”. Pues bien, lo correcto, por muy incómodo que nos resulte, es buscar inmediatamente un lugar adecuado para que el niño haga sus necesidades. O nos vamos a casa dejando a medias lo que estemos haciendo. De este modo le enseñamos a que no es bueno aguantarse las ganas, pero aún le damos un mensaje más importante para la vida: flexibilidad para cambiar los planes y una jerarquía de prioridades. Lo contrario nos conduce a una personalidad esclava de la agenda. Y estreñida.

 

2-En segundo lugar, los factores socioculturales, están directamente relacionados con los hábitos que un modelo de sociedad comparte.

 

El asco y la vergüenza no son sentimientos innatos sino que se inculcan desde nuestro entorno. En nuestro medio social, la defecación está asociada con emociones de este tipo, con el miedo a la suciedad, con el rechazo a defecar en lugares extraños etc y ello nos impide llevarla a cabo cuando el organismo lo demanda; de esta manera empezamos a reprimir el reflejo defecatorio hasta llegar a abolirlo por completo en casos de estreñimiento pertinaz.
Así podría explicarse el  hecho de que las mujeres padezcan estreñimiento con más frecuencia, ya que en ellas incide con más intensidad la inhibición por el pudor. También explicaría que  en África y Oriente, en teoría más predispuestos genéticamente al estreñimiento, en la práctica lo padezcan menos ya que comparten modelos mucho menos rígidos en cuanto a las necesidades fisiológicas y no asocian connotaciones negativas con ellas.
Por todo ello, cuando en nuestra consulta nos enfrentamos al problema del estreñimiento, antes de tratar los hábitos de la dieta, sin duda importantísimos, es preciso profundizar en la conducta personal y social y reeducar a los pacientes para rescatar el reflejo cólico abolido.  Y, aunque parezca una utopía, deberíamos concienciar a las instituciones para mejorar las instalaciones sanitarias en lugares tan estratégicos como las escuelas, donde los niños pasan mucho tiempo y pueden desarrollar inhibiciones difíciles de revertir más tarde. En los lugares de trabajo, en todos los sitios donde pasamos muchas horas, es fundamental que exista un lugar adecuado para nuestras necesidades. Nunca mejor dicho.
 

Dra Sánchez Gil.

Cirujano General y de Aparato Digestivo.

Especialista en Colo-proctología.

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