1.-HÁBITOS
2.-FACTORES SOCIOCULTURALES
Un elevado
porcentaje de las consultas de Aparato Digestivo y de Cirugía General están
relacionadas de una u otra manera con el estreñimiento. La patología anal y
hemorroidal, la diverticulosis y sus complicaciones y, en último extremo, el
cáncer de colon están relacionados en diferente proporción con esta alteración
que todo el mundo conoce pero que está rodeada de mitos y tópicos no siempre
acertados.
Uno de los
tópicos más extendidos es que la fibra combate el estreñimiento; esto es verdad
hasta cierto punto ya que si esta fibra no es evacuada puntualmente puede
empeorar el malestar y los síntomas derivados.
1- Para abordar adecuadamente este problema debemos fijarnos en primer lugar en los hábitos:
El control del esfínter anal se adquiere en la
primera infancia, entre los 18 meses y los tres años. La forma de desarrollar
este control está influenciada por numerosos factores extrínsecos e
intrínsecos: el código genético y por tanto el temperamento del niño, por un
lado y por otro el ambiente familiar, los hábitos impuestos y cómo se vive esta
fase en el entorno del niño, condicionarán no solo su ritmo intestinal sino una
parte importante de sus emociones, su carácter y su forma de comportarse en
etapas posteriores de su vida. Es importante, por tanto, en esta etapa, que los
padres y cuidadores del niño sean pacientes y flexibles, que no establezcan
horarios rígidos, que no condenen al niño a estar sentado en el orinal hasta
que evacue, que no se le castigue si no consigue controlar sus esfínteres…
Cuando se cometen estos errores el niño asocia la defecación con una moneda de
cambio y aprende a manipular a los que lo rodean reprimiendo el reflejo. El
resultado: un niño controlador y estreñido.
Sabemos que
después de cada comida, la dilatación
del estómago que se llena asocia un “reflejo gastrocólico”, es decir se
siente necesidad de evacuar. Lo oportuno entonces es sentar al niño un rato, no
más de veinte minutos, después de las comidas y retirarlo después aunque no
haya resultado, evitando mostrar que se siente decepción en caso negativo.
Otro error
muy común con los niños es que, cuando te asaltan diciendo que quieren ir al
baño en momentos inoportunos, lo primero que se nos ocurre es decirles:
“aguanta un poco hasta que lleguemos a casa”. Pues bien, lo correcto, por muy
incómodo que nos resulte, es buscar inmediatamente un lugar adecuado para que
el niño haga sus necesidades. O nos vamos a casa dejando a medias lo que estemos
haciendo. De este modo le enseñamos a que no es bueno aguantarse las ganas,
pero aún le damos un mensaje más importante para la vida: flexibilidad para
cambiar los planes y una jerarquía de prioridades. Lo contrario nos conduce a
una personalidad esclava de la agenda. Y estreñida.
2-En segundo lugar, los factores socioculturales, están directamente relacionados con los hábitos que un modelo de sociedad comparte.
El asco y la vergüenza no son sentimientos innatos sino que se
inculcan desde nuestro entorno. En nuestro medio social, la defecación está
asociada con emociones de este tipo, con el miedo a la suciedad, con el rechazo
a defecar en lugares extraños etc y ello nos impide llevarla a cabo cuando el
organismo lo demanda; de esta manera empezamos a reprimir el reflejo
defecatorio hasta llegar a abolirlo por completo en casos de estreñimiento
pertinaz.
Así podría
explicarse el hecho de que las mujeres
padezcan estreñimiento con más frecuencia, ya que en ellas incide con más
intensidad la inhibición por el pudor. También explicaría que en África y Oriente, en teoría más
predispuestos genéticamente al estreñimiento, en la práctica lo padezcan menos
ya que comparten modelos mucho menos rígidos en cuanto a las necesidades
fisiológicas y no asocian connotaciones negativas con ellas.
Por todo ello,
cuando en nuestra consulta nos enfrentamos al problema del estreñimiento, antes
de tratar los hábitos de la dieta, sin duda importantísimos, es preciso
profundizar en la conducta personal y social y reeducar a los pacientes para
rescatar el reflejo cólico abolido. Y,
aunque parezca una utopía, deberíamos concienciar a las instituciones para
mejorar las instalaciones sanitarias en lugares tan estratégicos como las
escuelas, donde los niños pasan mucho tiempo y pueden desarrollar inhibiciones
difíciles de revertir más tarde. En los lugares de trabajo, en todos los sitios
donde pasamos muchas horas, es fundamental que exista un lugar adecuado para
nuestras necesidades. Nunca mejor dicho.
Dra Sánchez
Gil.
Cirujano
General y de Aparato Digestivo.
Especialista
en Colo-proctología.
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